23 febrero 2009

"Kôt" de Rafael Ábalos

 Antes de comprar o imprimir un libro siempre suelo mirar por Internet críticas, opiniones y resúmenes de ellos, para no gastar dinero en algo que luego no me guste. Aún así puede que no me agrade, es cierto, pero me quedo más tranquilo cuando una cantidad considerable de gente dice que el libro está bien.
 Cuando fui a comprar este libro y lo encontré en la sección juvenil de la tienda me escamó un poco. Cierto que en la sección juvenil de las tiendas de libros puedes encontrar "El Señor de los Anillos", "Elric de Melnibone" y otros tantos libros que, en realidad, los han puesto ahí porque no sabían ni de qué tratan. Pero "Kot" estaba muy bien clasificado como juvenil.

 La historia consta de tres puntos de vista que se van cruzando a lo largo de toda la historia: la de una pareja de adolescentes descifrando "misterios", la de un detective de homicidios que está investigando los asesinatos de un grupo de científicos de élite y la de los malos del libro, que quieren eliminar la ciencia de la tierra y volver a una época medieval.

 La historia de los dos adolescentes es tan insulsa como sus protagonistas, dos frikis aeroespaciales descifrando enigmas a cual más tonto sobre localizaciones de la ciudad de Nueva York. Las constantes referencias a Internet y lo que un craker puede hacer a un juego dentro de una página web es ciertamente salido de la ciencia ficción más que de la realidad. Absténganse los que entienden un poco de cómo funciona esto, porque van a alucinar.

 La historia del investigador y la de los malos están un poco mejor que la otra y la verdad es que estás deseando que se alarguen más con tal de no tener que soportar a los dos tontainas del espacio.

 En fin, una pena, sobre todo cuando es un libro que me compré... Le damos dos fernandos (hago una media entre los tres que se merece la parte del investigador y el que se merece el de los dos adolescentes) y me pongo a leer algo totalmente diferente: "En costas extrañas" de Tim Powers, una novela sobre piratas y vudú, que según dicen inspiró al creador de Monkey Island para hacer esa maravilla.

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