06 noviembre 2006

411.9 kilómetros

 Durante todos mis cambios de vivienda me he ido dando cuenta del hecho de que, cuanto más pequeño es el sitio donde vives, más lejos te parecen las distancias.

 Cuando vivía en Madrid, recorrer unos 70 kilómetros para viajar al pueblo de mis abuelos y pasar allí un fin de semana me parecía normal, igual que recorrer aproximadamente 350 kilómetros en verano para pasar dos semanas en la playa. Una distancia más grande que esa me parecía excesiva como para hacerlo en coche para pasar un tiempo que no fuera mayor que dos semanas o un mes.

 Cuando me mudé a Palma de Mallorca mis perspectivas cambiaron. Allí lo llaman el síndrome de la isla, y consiste en que las distancias se acortan terriblemente. Así, para ellos es un viaje largo cruzar la isla (lo que te lleva como mucho una hora) y recorrer una cantidad mayor de kilómetros ya es salir de viaje.

 Ahora, viviendo en Argentina, donde las distancias son mucho más grandes que en España (toda la Madre Patria cabe dentro de la provincia de Buenos Aires) y donde el tren no es un medio de transporte apto para el uso para largas distancias, la gente viaja muchas horas seguidas en coche. Es algo relativamente normal recorrer 400 kilómetros para pasar un fin de semana en la playa y 800 para pasar una semana o quince días haciendo turismo nacional.

 Ayer hice uno de mis primeros viajes como un buen argentino. Me chupé cuatro horas de ida el viernes (con parada en el medio para estirar las piernas) y unas pocas más de vuelta (debido a que la carretera tenía más tráfico que a la ida) para pasar un fin de semana en Mar de Plata. Cuando llegué a la puerta de mi casa el cuentakilómetros marcaba 411.9.
 Antes ya había hecho algo parecido, viajando un poco más lejos, pero para pasar un fin de semana largo. El siguiente paso es recorrer los 800 kilómetros que hay hasta Córdoba en coche, pero creo que para eso hará falta que me argentinice un poco más.

 Seguiremos informando. Corto y cierro.